sábado, junio 09, 2007

El Gran Wyoming. En Estepárea




En primera persona


Mi misión particular era acercarme al Wyoming, pensé que su vida no estaría completa hasta que no me conociera, me aproveché de mi acreditación de prensa para poder acceder a él, no era tarea fácil, ya que no tenía cita previa y además llegué de Valencia casi a la hora del concierto. No está claro- me dijo Elena- la jefa de prensa- Has llegado tarde y no tenías concertada entrevista. Inténtalo de todas formas, me animó, me indicó dónde estaban los camerinos y allí me acerqué. Su manager ratificó lo que ya sabía, imposible, ya es tarde y no lo habías comunicado. Le convencí para poder tener la opción de acercarme después del concierto a ver si entonces había algo que hacer, yo quería a través de una charla distendida, obtener información concreta para poderla sacar en el Canal Bussi, y algo más informal para hacer un suculento reportaje para Playproducciones.

Como dice la canción, allí me colé y en su puerta me planté, tenía una larga lista de preguntas que había ido preparando mentalmente durante las 5 horas de trayecto hasta el festival, además de aquéllas que mis amistades me habían transmitido, curiosidades personales. Tote, a la que quería llevar como técnica para que grabara el encuentro e hiciera fotos magistrales, me había abandonado. Así que llegué conmigo misma.

¿resultado? Poco fructífero, eso parece ser lo normal, después de un concierto el músico está ‘en otra onda’, no se le puede avasallar con entrevistas y esperar que encima sean geniales, pero bueno, allí me encontré con ‘El gran Wyoming’ cansado, serio, con su lata de cerveza en la mano, me presenté y me atendió cordial y educadamente pero sin llegar a sentarse conmigo, no tuve la oportunidad de crear ese clima que me había imaginado, no pude hacerle las preguntas que tenía preparadas porque exigían una cierta complicidad que no recibí. Así que en vista de que contestaba con frases cortas y con ganas de terminar, sólo le hice ‘preguntas de test’.
A ello se le añade la llegada del resto de la banda al camerino hablando del frío que habían pasado en el escenario con ese cierzo que no esperaban y comentando las últimas jugadas del concierto. Sus palabras se intercalaban con mis preguntas al viento, José Miguel Monzón, ¿Cómo te llaman tus amigos? ‘jose’, (la primera de sus respuestas)- no estaba muy por la labor -¿Sabes que tienes el apellido de un pueblo de aquí, de Aragón? – Algo he oído, pero …,¿Has estado en él? ¿Has sentido curiosidad de visitarlo?- No- contestó sin más. Esta pregunta era el encargo por parte de la madre de una amiga, fiel admiradora del artista. ¿Te dice algo la canción de Pauloka loka?. Esta es la curiosidad eterna de Belén, mi amiga de la infancia, siempre quiso saber si se había llegado a casar con la mujer que interpretaba esa canción. No se lo dije explícitamente, pero me refería a Paula Gardoqui, ahora lo sé, con la que presentó el programa ‘Silencio, se juega’ en 1984. Me contestó ‘no se de qué me hablas’, quizás no se le pregunté bien, fui algo ambigua, no me quería meter en cosas personales. Seguimos con mi pequeño y desordenado cuestionario, de ahí pude saber que era la primera vez que venía a los Monegros, que se desplazaba en moto siempre que podía, ‘es principalmente mi medio de transporte’ que por supuesto había votado en las recientes elecciones, y que, aun sin ser un gran erudito se había puesto al día con las últimas tecnologías, manejaba sin problemas Internet y el correo electrónico.
Quise que se autodefiniera, que me contase algo que pudiera crearle un perfil en dos líneas, le faltó tiempo para decir ‘el magnífico y polifacético artista…..’ nada nuevo, reconozco que no estaba al 100% , eran las 3 de la madrugada, llevaba todo el día de viaje y festival, además había que tener en cuenta que yo había aparecido allí de improviso. Yo sabía que había dado en la feria una charla magistral en la que sí había hecho gala de su genialidad. Lástima que me la perdí.
Por otro lado, sí tenían mejor humor el resto de los músicos, Francisco Simón aún hizo algunas bromas respecto a irnos de fiesta y Manuel Bagües, el bajo, mantenía una sonrisa serena, contento de haber conseguido tabaco, su preocupación de toda la noche. El veterano del grupo, Jeff Espinoza, estaba pendiente en hacer de relaciones públicas, tenía interés en hablar de su nuevo disco ‘Rattlesnake road’ y de la gira que estaban haciendo por toda España. Pasé un rato con él mientras me lo contaba, al día siguiente se iban nada menos que a Badajoz. Un viaje duro, y más brutal lo que les venía después. Esperemos que lo estén llevando bien. Son unos profesionales pero está claro que todos nos merecemos un Intermedio.

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